Solastalgia y Jardines-Efímeros


28 de octubre de 2015


Fuente: http://www.miriamguirao.com

¿Cómo vemos la naturaleza de nuestra ciudad? ¿Pensamos en los parques, jardines, árboles en la calle, macetas en los balcones o estampados florales de nuestra ropa del mismo modo? ¿Las plantas que nacen de modo salvaje en nuestras calles son malas hierbas, plantas sin ningún tipo de función, etc.? ¿Somos conscientes de que esta vegetación que nace de modo espontáneo, es parte de esa flora de la zona y tiene funcionalidad? 

Estas palabras no son mías, ni de nadie del grupo mesa-raíz, aunque podrían serlo perfectamente, en cualquier caso las suscribiríamos. Son de una artista a la que Sergio R., Salas M. y yo tuvimos el gusto de conocer recientemente en persona, Miriam Martínez Guirao. Se pasó por Sevilla y conversamos y compartimos sensibilidades-afinidades con ella en el patio de la Sala El Cachorro, rodeados de macetas, una palmera y cierta vegetación espontánea crecida con las primeras lluvias de otoño entre los adoquines del patio y en algún hueco de la pared en la que sé que los cuatro, aún sin decirlo, nos fijamos. Y es que, al igual que mesa-raíz, Miriam es otra persona aquejada del síndrome de deficiencia vegetal: estamos con ella en que la ciudad no siempre ha sido lo contrario de la naturaleza, no tiene que ser algo opuesto, la naturaleza va a volver una y otra vez a habitar en la ciudad, a reapropiarse de un suelo que por mucho que intentemos anularlo -porque es considerada la naturaleza como "invasora"- es suyo y sigue existiendo.

Miriam, otra Marcovaldo, lleva unos años fijándose en cómo en pequeños, a veces minúsculos, espacios que los planes urbanísticos no tienen considerados como "verdes" crece de todos modos vegetación. Motivo de investigación para ella, inspiración también para su creación plástica, entre sus múltiples iniciativas artísticas -echadle un ojo a su web-, Miriam decidió dedicarle todo un proyecto a esos restos vegetales salvajes que aparecen en los intersticios de la ciudad, en sus huecos, rincones y rendijas. La experiencia derivó en una propuesta artística llamada Jardines-Efímeros. Es un proyecto comunitario, ya que no solo Miriam, sino cualquiera que tenga sensibilidad por el tema, fotografía estos "jardines" espontáneos y libres que crecen de manera descontrolada, no planificada, y que sabemos frágiles de antemano. Miriam recopila esas fotografías y les da visibilidad compartiendo esas recolecciones en su web. Si queréis ver cómo se hace lo podéis ver en este video.


Un jardín-efímero de Miriam en Bilbao


Supimos de su proyecto por una llamada casualidad -y digo llamada porque no creo en ellas, soy más sistémico y pienso que todo se relaciona, por eso creo en "causalidades"-  en un momento en que nos había dado por hacer el tour de las Raíces en los Tejados y al tiempo que empezaba la experiencia Nomad Garden. Nos sorprendió con alegría, nos fascinó en fin, que hubiera más gente en esa línea, y más gente como ella, con esa sensibilidad especial, gente que, simplemente, se parara a mirar la naturaleza en la ciudad y que se planteara proyectos con ella como base.

Por cierto que no se me puede olvidar que la propuesta de Miriam está sujeta a mutaciones y a aplicaciones varias, como su colaboración con un biólogo en los "Jardines típicos de Bilbao" para saber el nombre de las plantas que crecen o su trabajo con psicólogos ambientales, esto último manejando un concepto que para mí era desconocido hasta que descubrí a Miriam, un término que pone nombre a una sensación que muchos tenemos hoy en nuestra sociedad urbana actual, cada vez más alejada de la sensación de pertenecer a la naturaleza. El palabro es solastalgia. Entroncado con la nostalgia, al parecer es un neologismo acuñado por un profesor australiano de estudios medioambientales, un tal Glenn Albrecht. Lo que importa es sin embargo lo que expresa: la angustia causada por los cambios en el medio ambiente, por su deterioro, pero también por su ausencia. Miriam se plantea indirectamente en su proyecto comprobar el nivel de solastalgia actual, ver cuánto echamos de menos la experiencia de conexión con lo natural mediante encuestas para las personas que participan enviando fotos de sus "Jardines-efímeros". En concreto, le interesa valorar qué ha cambiado sobre su visión de la naturaleza tras participar en el proyecto. Cómo ha llegado la experiencia. Parece un acto insignificante, pero lo cierto es que a mí me cambió la aparente simpleza de hacer cosas como "Raíces en los tejados". Y es que también, en el fondo, subyace en esta propuesta de Miriam una llamada a la incapacidad de ver las cosas de nuestra sociedad de hiperconsumo -de imágenes- actual.

Fue así un placer compartir todo esto con Miriam. Una postal que me regaló de esos "Jardines típicos de Bilbao" cuelga ahora en el panel de corcho de mi cuarto, recordatorio de sus miradas.

Os dejo con el enlace al proyecto de los jardines-efímeros y con la invitación a que colaboréis en él.

http://www.jardines-efimeros.com





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